Ya llegó el dia “D”. ¡Ay, que nervios! La presentación en el aeropuerto se hizo en dos grupos: uno en la T-4, que volaría con la compañía Iberworld, y el otro en la T-1, para volar con Air Europa. Un poco de lío, pero al final todo se hizo según lo previsto. Y 3 horas antes de la salida de los vuelos estaban todas las documentaciones y las almohadillas cervicales repartidas y todo el mundo preparado para efectuar los trámites de facturación y embarque.
El guión iba cumpliéndose según lo previsto: íbamos avisados de las medidas de seguridad en el aeropuerto, sobre todo con lo de los líquidos y las cremas en el equipaje de mano, por lo que no hubo “requisamiento” de ningún artículo. Alguno tuvo que descalzarse en el Control de Acceso a las puertas de embarque (¿Qué llevaría en los zapatos?), pero no hubo nada digno de reseñar. Y estuvimos haciendo tiempo hasta que nos llamaron para embarcar, abasteciéndose unos cuantos de tabaco, colonias y otros artículos “TAX FREE” (o sea, libres de impuestos).
¡Hala, que nos vamos! Aún no habíamos despegado y ya llevábamos unas cuentas horas en pié. ¡El día iba a hacerse muuuuuyyyy largo! Y, tras un vuelo de unas 8 horas, ¡por fin llegamos!
La primera sensación: un choque térmico. Fue abrir las puertas del avión y ¡zas! la ropa pegada al cuerpo. Más que el calor (que nos lo esperábamos), nos sorprendió el alto grado de humedad.
Y empezamos a comprobar el carácter dominicano. Aquí no se estresa nadie. Para adquirir las Tarjetas de Turista para el grupo tuvimos que esperar un buen rato. Pero al final lo conseguimos. Y de ahí, a recoger las maletas, y a los autobuses preasignados para el traslado al hotel.
¡Qué bien organizado tiene Soltour las entregas de las documentaciones! Nos las repartieron en los mismos autobuses, y así no tuvimos (salvo en algún caso muy concreto) que pasar por la Recepción. Al llegar, nos estaban esperando con un pequeño grupito de baile y con una primera copa de bienvenida. Identificamos nuestras maletas, las cargaron en unos carritos muy pintorescos y nos llevaron a cada uno a nuestra habitación.
El día dio poco más de sí. Algunos acumularon 27 horas sin dormir, desde que salieron de casa, y por eso estábamos para poca fiesta. Cenamos en los buffets, probamos un poquito de la famosa “Vitamina R” (ron dominicano), y a dormir, que al día siguiente había que madrugar para una reunión en la que nos explicarían cómo es el Complejo (¡es que esto es tan grandeeeee!)
jueves, 21 de octubre de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario